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El mejor libro de medicina de la Historia.



Herman Boerhaave (1668 – 1738) fue un médico, botánico y humanista holandés. Considerado como una de las figuras más notables de la medicina europea, ocupó diversas cátedras en la Universidad de Leiden. Su doctrina intenta combinar las concepciones clásicas con las teorías patológicas aparecidas en el siglo XVII. Sus aportaciones se recogen en dos textos no demasiado extensos: las Institutiones medicae y los Aphorismi.


Pero lo que se desconoce es su sentido del humor, sobre todo, mortis causa.
Tras su fallecimiento, 1738, legó un libro sellado titulado “Los secretos más exclusivos y más profundos del arte médico“. Este libro, todavía sellado, se vendió en pública subasta y adquirido por 20.000 dólares en oro.  El autor de la obra y su imponente título merecían la pena.
Cuando el anónimo propietario rompió el sello se encontró con un libro completamente en blanco, salvo la primera página en la que se podía leer una nota:
Conserve la cabeza fresca, los pies calientes y hará empobrecer al mejor médico del mundo.
Esto ya me lo decía mi abuela
Fuente: El libro de los hechos insólitos – Gregorio Doval
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Cuento con moraleja





 
Una mañana, el marido vuelve a su cabaña después de varias horas de pesca
y decide dormir una siesta. Aunque no conoce bien el lago, la mujer decide
salir en la lancha. Se mete lago adentro, ancla y lee un libro..
Viene un Guardián en su lancha, se acerca a la mujer y dice:

'Buenos días, señora. ¿Qué está haciendo? '
- Leyendo un libro- responde ella (pensando '¿No es obvio?')
-Está en zona restringida para pescar- le informa él.
- Disculpe, oficial, pero no estoy pescando, estoy leyendo.
-Si, pero tiene todo el equipo, por lo que veo, podría empezar en
cualquier momento, tendré que llevarla y detenerla.
- Si hace eso, lo tendré que acusar de abuso sexual- dice la mujer...
-Pero ni siquiera la toqué !!! - dice el guarda.
- Es cierto, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en
cualquier momento..
-Disculpe, que tenga un buen día, señora, y se fue....


MORALEJA:
Nunca discutas con una mujer que lee.. Sabe pensar.
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Un genio bajando las escaleras



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El taxi y la condición humana



De vez en cuando es fantástico meterse en una librería y pasearse un rato por aquellas secciones que no son las temáticas habituales que uno tiene entre manos en el día a día. Cualquier persona con curiosidad (uno de los rasgos indiscutibles de la felicidad) descubre temas interesantes: sobre cocina, viajes, decoración, psicología, deportes, ciencia... Los temas son inabarcables, y además, todos ellos están interrelacionados, aunque no nos demos cuenta. La realidad es una, pero la troceamos en disciplinas para entenderla mejor, pero todo está unido, cosido, hilvanado...

Hace algunas semanas me tope con un libro que me llamó la atención y me lo leí de una sentada. Lleva por título: Anécdotas de taxistas, y es de Diego López, que lleva más de 20 años al volante por las calles de Madrid.

Allí se dice: "El asiento trasero de un taxi es el escenario por el que desfilan todo tipo de personajes y donde suceden las historias más insospechadas. Cada vez que se baja la bandera se sube el telón y empieza el espectáculo: pasajeros que duermen como marmotas, famosos adivinos que se aparecen por toda la ciudad como visiones, machotes de cadena en pecho, ejecutivos agresivos y familiares aún más agresivos; urgencias que no son tales, partos inminentes y un sin fin de situaciones cada cual más surrealista que aseguran la carcajada".

En definitiva, la condición humana (a menudo menos conocida de lo que pensamos) retratada a través de un espejo del retrovisor, el diván del taxista. Os recomiendo leer el libro para pasar un buen rato, las risas son inevitables, a través de un total de 60 historias, todas ellas reales. Me quedo con ésta que lleva por título "Miedo a vivir". Y dice así:

«La mayor parte de las personas, a medida que envejecemos, sentimos como nuestros temores y recelos se multiplican. Como en toda materia, en ésta también hay extremos, y en una ocasión padecí los rigores de una clienta algo peculiar.

Serían en torno a las diez de la noche cuando recibí un aviso por la emisora para recoger a una clienta en su domicilio. Cuando llegué, llamé al portero automático para advertir que ya estaba allí. Me contestó la señora:

Sí, ahora mismo bajo, gracias.

A los dos minutos vi a una señora que salía del portal con un perro enorme. Como no entiendo mucho de canes, no me quedó claro si aquello era un dogo o un caballo. Entonces le dije:

Señora, tenía que haber advertido en la emisora que era para llevar a un perro tan grande. No creo que quepa en mi coche.

No, no -dijo la mujer- no quiero que me lleve a ningún sitio. Verá le voy a pedir un favor.

Usted dirá -contesté esperando cualquier cosa que una ya sabe por dónde salta la liebre.

Mire, es que mi marido, que es quien saca al perro por la noche, ha tenido que salir por unos asuntos de trabajo y hoy no está en Madrid y mi hijo se queda a dormir en casa de un amigo y tampoco puede sacarlo y vera es que... -la buena mujer estaba un poco avergonzada y no sabía explicarme lo que pretendía-: verá, es que me da mucho miedo estar sola en la calle a estas horas. ¿No le importaría estar aquí conmigo hasta que termine de hacer sus cosas el perro? No suele tardar much, yo le pago lo que sea. ¿Me haría usted ese favor?...
Fue tan lastimoso el tono con que me lo dijo que no pude negarme; así es que estuvo de marido/amo interino, dando una vuelta por los alrededores de su casa hasta que el perro evacuó y pegó un par de brincos. Mientras tanto, fue relatándome la cantidad de miedos y prejuicios que tenía contra todo lo que no se ajustaba a su visión del mundo, bastante miope, por cierto.

Confieso que a veces, son los clientes los que dan miedo».

Os dejo también un vídeo-reportaje sobre el libro y autor:


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