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Inventos estúpidos del siglo XX



Si bien el siglo pasado ha estado marcado por grandes avances tecnológicos en todos los ámbitos de la sociedad, también es cierto que buscando la fama o la solución de un problema particular muchos se han lanzado a inventar ciertos artilugios que se podrían considerar estúpidos. Aquí os dejo algunos de ellos:
  • Pechos-corazón (1963): con estos pechos de silicona que reproducen el latido del corazón de la madre tu bebé dormirá como los ángeles


  • El cigarrillo-paraguas (1954): si te gusta fumar bajo la lluvia, ya no tienes excusa


  • Gafas-persiana (1966): no sé realmente su utilidad pero estéticamente pueden ser del gusto de la Martirio o Lady Gaga


  • Sauna portátil (1962): se puede guardar en cualquier lugar de la casa, incluso debajo de la cama. Perfecta para la operación bikini



  • Jaula-bebé (1937): ¿por qué el bebé tiene que estar recluido en casa? Si no puedes salir, con esta jaula el bebé respirará aire fresco y se entretendrá viendo el trasiego de la calle


  • Escafandra-ducha (1970): Estás maquillada y peinada, y te das cuenta que no te has duchado… No te preocupes, con esta escafandra tu peinado y tu maquillaje no sufrirán los “estragos” del agua



  • Tabla de surf motorizada: si te gusta el surf y no quieres mojarte esta es la solución. Además, podrás llevar tu mejor traje mientras practicas tu deporte favorito



  • ¿Conocéis alguno más de estos “prácticos” inventos?
Fuente: Artsy Spot
Inventos estúpidos del siglo XX escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia

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Al volante con algo de humor

Al volante con algo de humor

8 Agosto 2010 - 17:43 - Autor: HdC
O al manillar, que también las motocicletas pueden provocar nuestra sonrisa. Aunque ésta no viene sola en algunos casos: miedo, asombro o indignación son sensaciones que también producen determinadas actitudes de conductores con una medida distinta del respeto cuando se circula por las carreteras. Aún así, rematemos la semana con algunas imágenes, cuanto menos, “comentables”:
¿Sería incómodo colocarse el casco correctamente?
Nevera como accesorio
Talla grande
Despiste
Cualquiera le sube al coche...
Versatilidad
Minimalismo
MINI escotado
Paseando
Remolque
Sha
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EL MÉDICO CAZADOR


Poema (15)

EL MÉDICO CAZADOR
Un doctor muy afamado,
que jamás cazado había,
salió una vez, invitado,
a una alegre cacería.

Con cara muy lastimera,
confesó el hombre ser lego,
diciendo: –”Es la vez primera
que cojo un arma de fuego.

Como mi impericia noto,
me vais a tener en vilo.”
Y dijo el dueño del coto:
–”Doctor, esté usted tranquilo,

Guillermo, el guarda, estará
colocado junto a usted;
él es práctico y sabrá
indicarle…” –”Así lo haré,

–dijo el guarda–. Sí, señor,
no meterá usted la pata.
Verá usted, señor doctor,
los conejos que usted mata.

Siga en todo mi consejo.
¿Que un conejo se presenta?
Pues yo digo: ¡Ahí va el conejo!
¡Y usted tira y lo revienta!”

–”Bueno, bueno, siendo así!…”
–”Nada, que no tema usted.
Quietecito junto a mí;
chitón, y yo avisaré.”

Colocose tembloroso
el buen doctor a la espera,
cuando un conejo precioso
salió de su gazapera.

–”Ahí va un conejo– le grita
el guarda-; ¡no vacilar!”
Y el doctor se precipita,
y ¡pum! disparó al azar.

Y es claro, como falló
diez metros la puntería,
el conejo se escapó
con más vida que tenía.

El guarda puso mal gesto
y rascose la cabeza.
Hubo una pausa y en esto
saltó de pronto otra pieza.

–”¡Ahí va una liebre, doctor!
¡Tire usted pronto, o se esconde!”
y ¡pum! el pobre señor
disparó… ¡Dios sabe a dónde!

Gastó en salvas, sin piedad,
lo menos diez tiros, ¡diez!
sin que por casualidad
acertara ni una vez.

Guillermo, que no era un zote,
sino un guarda muy astuto,
dijo para su capote:
–”Este doctor es muy bruto.

¡No le pongo como un trapo,
mas ya sé lo que he de hacer!”
Y al ver pasar a un gazapo
corriendo a todo correr:

–”¡Doctor! –exclamó Guillermo
con rabia mal reprimida–,
¡Ahí va un enfermo! ¡Un enfermo!”
Y ¡pum! ¡Lo mató en seguida!

Vital Aza (1851-1911)
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Cinturones de castidad e infibulación



En la versión más extendida sobre los cinturones de castidad los caballeros “ponían” estos artilugios a sus damas para proteger su “más preciado tesoro” y, así, partir tranquilos a luchar contra el infiel. Estos artilugios, normalmente metálicos, se colocaban entre los muslos de la mujer y tenían dos orificios que permitían evacuar la orina, las heces y la sangre menstrual, pero impedían la entrada de osados visitantes.


Otras versiones, no tan novelescas, van tomando cuerpo y niegan la anterior basándose en los problemas de salud (úlceras, laceraciones…) que podría acarrear el uso durante largo tiempo (las guerras podían durar meses o incluso años) de estos “accesorios”. Es más, creen incluso que podrían ser utilizados, en versiones más “llevaderas” y durante cortos espacios de tiempo, por las propias mujeres para protegerse de las frecuentes violaciones sobretodo durante acuartelamientos de soldados, travesías de mar…
Y para rizar el rizo, el médico escocés John Moddie apuntaba que se utilizaban para evitar la masturbación de las mujeres. Y en este punto llegamos a este “palabro”, la infibulación.
La infibulación fue un invento del alemán S.G. Vogel en 1786 y consistía en encerrar en cajas portátiles ambas manos, con objeto de impedir la masturbación. Normal si pensamos que para este individuo la masturbación era una enfermedad.
P.D.: Según la RAE el verbo infibular significa colocar un anillo u otro obstáculo en los órganos genitales para impedir el coito y la infibulación ha derivado en la mutilación de los genitales femeninos.
Fuente: Historias curiosas de la Medicina – Luciano Sterpellone
Foto: Tienda Medieval
Cinturones de castidad e infibulación escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia
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El tonto del taladro




¿Confiaría las pequeñas reparaciones de su hogar al tonto del taladro? Pues nada, ahí tienes el teléfono.
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