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El carnicero y el perro

El carnicero y el perro

Gisela de la Cruz, alumna del MBA 2008/09 en el que imparto clase en la Nebrija, publicaba hace unos días en su blog un post en el que tomando como referencia las entradas que aquí publicamos (Mi jefe es insoportable y De ingenieros y jefes y Las reglas del jefe) dejaba la siguiente historia que me ha parecido muy interesante. La dejo:

"Un carnicero estaba apunto de cerrar su negocio cuando vio entrar un perro. Trató de espantarlo, pero el perro volvió. Nuevamente intento espantarlo, pero entonces se dio de que el animal traía un sobre en el hocico.

Curioso el carnicero abrió el sobre y en su interior encontró un billete de 500 pesos y una nota que decía; Podría mandarme con el perro 1kg de carne molida de res y 1/2kg de pierna de cerdo? Asombrado, el carnicero tomo el dinero, coloco la carne molida y la pierna de cerdo en una bolsa y puso la bolsa junto al perro, pero olvido darle el cambio al perro. El perro empezó a gruñir y a mostrarle los colmillos.

Al darse cuenta de su error, el carnicero puso el cambio del billete en la bolsa; el perro se calmo, cogió la bolsa en el hocico y salió del establecimiento. El carnicero, impresionado, decidió seguir al can y cerro a toda prisa su negocio. El animal bajo por la calle hasta el primer semáforo, donde se sentó en la acera y aguardó para poder cruzar.

Luego atravesó la calle y camino hasta una parada de autobús, con el carnicero siguiéndole de cerca. En la parada cuando vio que era el autobús correcto, subió seguido por el carnicero. El carnicero, boquiabierto, observo que el can erguido sobre las patas traseras, toco el timbre para descender, siempre con la bolsa en el hocico.

Perro y carnicero caminaron por la calle hasta que el animal se detuvo en una casa, donde puso las compras junto a la puerta y, retirándose un poco, se lanzo contra esta, golpeándola fuerte. Repitió la acción varias veces, pero nadie abrió la puerta.
Para colmo, el carnicero vio al perro tomar la bolsa con el hocico, rodear la casa, saltar una cerca y dirigirse a una ventana. Una vez allí, toco con las patas en el vidrio varias veces sin soltar la bolsa y luego regresó a la puerta.

En ese momento, un hombre abrió la puerta... y comenzó a golpear al perro. El carnicero, alarmado, corrió hasta el hombre para impedirlo, diciéndole:

Por Dios, amigo, ¿qué está Vd. haciendo? Su perro es un genio... Es único.

El hombre, evidentemente molesto, respondió:

¡Qué genio! Esta es la segunda vez en esta semana que al muy estúpido se le olvidan las llaves... y yo en el baño.

Moraleja: Por mas que te esfuerces y cumplas mas allá de tu deber en el trabajo, a los ojos de un jefe siempre estarás por debajo de lo que quiere".