Hace unos días, un lector de blog, Ahskar Feamoramarth según su dirección de correo electrónico, me envió la curistoria que paso a compartir hoy. El origen de la misma, es decir, el libro en el que la había leído Ahskar es la obra “Casadas, monjas, rameras y brujas” de Manuel Fernández Álvarez, gran historiador lamentablemente fallecido hace unos días. Sirva también esta curistoria como sincero homenaje a Fernández Álvarez por su trabajo. Por supuesto, muchísimas gracias a Ashkar por enviarme la historia, como digo siempre, todo un lujo contar con lectores así.
Narrando cómo en ocasiones la falta de devoción devenía en situaciones estrambóticas, el libro relata lo siguiente:
Narrando cómo en ocasiones la falta de devoción devenía en situaciones estrambóticas, el libro relata lo siguiente:
En otra ocasión un antiguo comunero, de nombre, don Pedro de Acuña, se refugia en Valencia y logra ser acogido en un convento de monjas para huir de la persecución regia: "Y las pobres monjas -nos refiere el contemporáneo Salinas-, creyendo su relación o habiendo gana de conversación, acogiéronle en lo más secreto de su aposento, donde se dio tan buena maña que empreñó las catorce dellas, y porque a una vieja no quiso complacer, fue descubierto el misterio y así le fue forzado huir del monasterio"Esto lo narra como fuente contemporánea del hecho el embajador Martín de Salinas en 1530. Desde luego, casi parece un chiste malo la curistoria. s2t2 -