Un día entra José en la oficina de su amigo Mauricio y lo observa revisando números y cuentas, muy concentrado.
- ¿En que andas Mauri? - le pregunta.
- ¡Ah!, ando en un negocio brillante. Los caballos de carrera. ¡Ganas fortunas!
- No me digas, ¿Y me puedes admitir?
- Por supuesto. Mira, casualmente tengo un negocio redondo, te vendo un caballo favorito que gana todas las carreras. Te lo dejo en 150.000 euros, por ser tu. Esto se puede recuperar en una carrera.
Caballo pura sangre |
- Bueno, si tú lo dices - Saca la chequera y le extiende el cheque.
Al día siguiente, José va al campo a buscar el trailer con el caballo, abre la puerta y se encuentra con un caballo muerto. Pasan seis meses y un día se cruzan nuevamente en el bar donde solían ir con todos los amigos.
José se acerca a la mesa donde estaba sentado Mauricio y palmeándole la espalda con una sonrisa le dice:
- Mi buen amigo Mauricio, ¿Cómo estás, todo bien? -
Este sin saber lo que contestar le pregunta:
- ¿Dime José, no estás enojado conmigo?
- ¿Yo? ¿Y porqué?
- Porque te vendí un caballo muerto, te engañé.
- Pero no, hombre. Mira, organicé una rifa de 100.000 números por el caballo, a 5 euros cada una. O sea que facturé 500.000 euros y me gané ¡350.000 euros!!!!.
- ¿Y que le dijiste al ganador cuando vino a reclamar?
- Le devolví los 5 euros.
Negocios con caballos
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