Un científico se trasladaba de viaje en un tren de Madrid a Asturias.
En el compartimento se encontraba una segunda persona, un pastor de ovejas que iba a visitar a su abuela enferma.
El científico, tras unas horas de viaje, le dice al pastor:
“Buen hombre, este viaje se me está haciendo un poco largo y aburrido.
¿Querría usted participar en un juego de apuestas?”
“Usted dirá” - le dice el pastor.
“Estupendo”, continuó el científico. “El juego tiene estas reglas: yo le hago una pregunta y si usted no la responde me da 10 euros. Luego usted hace lo propio, y si yo no la respondo le doy los correspondientes 10 euros, ¿le parece?” (...)
El pastor reflexionó entonces:
“Mire, soy una persona de pueblo y no muy culta y usted se le ve que es una persona inteligente y de ciudad. Estaría en desventaja, no lo veo muy claro.”
“Tiene usted toda la razón”, replicó el científico.
“Está bien, haremos otra cosa. Yo le hago una pregunta y si usted no la responde me da 10 euros. Luego usted me hace otra pregunta y si yo no la respondo le doy 200 euros. ¿Le parece justo de esta forma?”
“Eso está mejor”, dijo el pastor.
Comienza el científico a jugar:
Comienza el científico a jugar:
“¿Cuál es la combinación química del acero compuesto?”
El pastor rápidamente mete la mano en su bolsillo y le entrega los 10 euros.
Turno del pastor:
“¿Cuál es el animal que camina con tres patas, pero que corre con dos?”
Tras unos minutos de larga reflexión, el científico, se saca los 200 euros y se los da al pastor.
“Y ahora, dígame, ¿cuál es ese dichoso animalito?”
El pastor introduce su mano en el bolsillo y le da otros 10 euros.