El famoso escritor noruego Henrik Ibsen era muy miope. Un día, al pasar por una calle de Estocolmo, vio a un grupo de personas que estaban leyendo un enorme cartelón que había en medio de la fachada de un popular comercio.
Como Ibsen, que era también muy distraído, se había olvidado en su casa las gafas, preguntó a uno de los mirones:
- ¿Tendría usted la bondad de decirme qué anuncia ese cartel?
El interpelado contesto, amablemente:
- Me pasa lo mismo que a usted señor. ¡Yo tampoco sé leer!
- ¿Tendría usted la bondad de decirme qué anuncia ese cartel?
El interpelado contesto, amablemente:
- Me pasa lo mismo que a usted señor. ¡Yo tampoco sé leer!