
Por ejemplo, los griegos tenían leyes suntuarias con el objetivo de restringir el lujo y la extravagancia, al menos en su forma más pública y visible. El código locrianoprohibía a cualquier mujer griega libre ir acompañada de más de una criada, eso sí, salvo en el caso de que la mujer esté borracha. Todo un compendio de sabiduría esta ley. Una mujer no debe hacer ostentación de su riqueza haciéndose acompañar de más de una criada, pero si la mujer ha bebido más de lo debido, quizás hagan falta varias personas para “arrastrarla” a casa.
Este mismo código legal establece que no se podían llevar ropas bordadas, salvo que se fuera una prostituta “profesa y pública”. Una vez más, sabiduría. No sólo limita la apología de la riqueza en el vestido, sino que establece un método claro para identificar a las prostitutas, cuestión que de no estar resuelta tan claramente algunas veces puede colocar a unas y a otros en situaciones bochornosas.