Por Guillermo
Siempre que mis clientes me preguntaban sobre el posible éxito o no de un recurso, juicio o reclamación, trataba de responderles con la mayor honestidad posible atendiendo a cada caso.
Pero a lo largo de estos años han sido muchas las “sorpresas” (positivas y negativas) que he recibido por parte de Juzgados y Tribunales: Resoluciones, Fallos y Sentencias con un sentido totalmente distinto al esperado, incluso en los casos más claros.
Ahora sigo respondiéndoles con honestidad, aunque muchas veces también les suelo contar esta anécdota que leí en el libro “Intimidades de la Historia” (1996) de Carlos Fisas, y que nos ilustra sobre lo extraña que a veces puede resultar la Justicia:
Un día preguntaron a Denis Diderot (1713-1784) acerca de lo que pensaba sobre la Justicia y los Tribunales, y como respuesta explicó:
Un pobre hombre, amigo mío, había estado citado a la vez ante la justicia por su esposa -que quería divorciarse porque sostenía que era impotente- y por su amante -que quería que reconociese como suyo un hijo que ella afirmaba haber tenido con él-.
"Menos mal -decía el desgraciado-, al menos ganaré uno de los dos pleitos porque, si soy impotente, no puedo haber hecho un hijo a mi amante, y si debo reconocer como mío ese hijo quiere decir que no soy impotente."Pues bien, amigos míos, perdió las dos causas porque fueron juzgadas una inmediatamente después de la otra y por dos tribunales distintos.
Y es que muchas veces, y por desgracia, con la Justicia y los Tribunales, no se sabe.